martes, mayo 15, 2007

SCOTT WALKER – “The Drift” (4AD)


Lo primero que se me pasa por la cabeza al intentarlo con el nuevo de Scott Walker es que necesitaría al menos un par de meses de escuchas ocasionales para ir dejando que su oscuridad me permease y decidir si es un gran disco o sólo un intento extremadamente ambicioso de serlo, por la vía de lo retorcidamente poético y la orquestación minimal, de la reflexión sobre los pánicos ocultos de occidente y el humor negro muela. Un trabajo extraño que chirría e intriga al tiempo, como si a “Bone Machine” de Tom Waits le hubieran extirpado la energía y el delirio socarrón para dejar tan sólo la contemplación de la miseria misma en la terminal playa de grava de la vejez. Reflexiones libérrimas e impenetrables a partir de personajes laterales e inquietantes (Clareta Petacci) o centrales y no menos inquietantes (Elvis, hablando con su hermano gemelo muerto) puntean el desolado y amenazante paseo que a veces se adentra en una especie de baja fidelidad industrial y donde la monótona y enervante letanía de Walker se emplea a fondo en no tomar prisioneros. Disco perfecto también para que los popes musicales dicten su eterna y elitista lista de referencias cultas (¡venga, esa cultura!!!). Prometo recogerlo cuando mi ánimo sea más crepuscular (no tardará), ponerme de fondo “El Hundimiento”, de Olivier Hirschbiegel, y hacer un segundo comentario más extenso. El esfuerzo artístico lo merece, aunque sea para ponerlo a parir. I´ve seen the present, brother, it is murder. // Peggy Fu.

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