martes, mayo 29, 2012

MULE IN MEMORIAM


Molestones, en ruta hacia Valencia

A menudo la justicia poética es lo único que nos queda. Y los mejores de entre nosotros que caen merecen esa justicia aunque la historia no se vaya a ocupar de ellos jamás o precisamente por eso. Sin embargo es difícil ajustar cuentas con el propio pasado y los propios afectos y temores. El otro día (ya prefiero ni acordarme de qué día) murió EL MULE. Para los que no lo conocieron da igual. Para los que lo conocimos la pérdida es tan irreparable que escribir sobre ello se hace complejo sin caer en los tópicos de siempre que, en todo caso, sirven también. Sirve decir “cuanto lo siento” y “siempre se van los mejores” y “la vida no es justa”, porque, aunque tópicos, son perfectamente ciertos en este caso. Rara vez en mi vida me encontré con alguien tan vital como el Muletas, tan claro en sus opiniones y sus conductas y tan amigo de los que consideraba sus amigos. Sus defectos existirían, yo no lo dudo, pero tuve –tuvimos- la suerte de vivir mucho más sus virtudes, sus aciertos, su afecto y ese arranque puramente vitalista que hacía que estar con él fuera casi siempre un momento de alegría y de celebración de lo divertido que era estar aquí, sobre la tierra.
La muerte es triste e incomprensible, siempre, pero deberíamos festejar todo lo que aprendimos de él en vida. En mi caso su capacidad de remontar, de luchar y de verlo todo con una sana guasa –muy madrileña, muy de barrio, muy punk en el sentido más acogedor del término-. Lo conocí por primera vez cuando mi banda de entonces se había aquedado sin batería. El Punko, mi guitarrista, era viejo amigo suyo, me lo presentó e hicimos algunos ensayos sin demasiado fruto, pero la amistad ya estaba allí. Nos caímos bien, creo, aunque nuestros rollos, aparentemente, eran dispares. Quizá fue el amor por la música y la caña, quizá que ambos éramos temperamentos poco intervencionistas, que vivíamos y dejábamos vivir. Poco después, con el añadido de mi amigo Homiño a la Guitarra, montamos LA CAMADA, que luego pasaría a llamarse MASTER DISASTER GANG, un trío de amigos que repartió cera, trabajó al ralentí, más por el disfrute que por otra cosa, celebró un buen puñado de conciertos –algunos gloriosos en su caos, otros simplemente caóticos, todos divertidos- y llegó a grabar un disco del que aún estoy orgulloso.

Master Disaster Gang, road to ruin
Fueron buenas épocas. Fueron unas buenas risas, muchas copas y todo lo demás. Mule era un poco el maestro en la sombra, porque, al cabo, el llevaba en esto del Rock&Roll desde siempre (Cavernícolas, Tabernícolas, Bronquios, Milicianos, etc...), y nosotros aún éramos cachorros. Nos fuimos a Suecia una vez, y lo recuerdo sosteniendo una conversación perfectamente fluida con un noruego, a las tantas, aunque ninguno de los dos hablaba inglés. Su presencia, al cabo, terminó por ser una de esas cosas buenas que das por hechas y, por tanto, no percibes en toda su benéfica magnitud. Luego, volví a coincidir con él en LOS MOLESTONES, otra banda barrial, tabernaria y sincera como él mismo. Mule estuvo en mi casa en Galicia en una ocasión, hace ya años. La última vez que charlé con él, en el Malpaso, le hablaba de posible viaje allí y me dijo: “Yo ya no sé si lo volveré a ver”. Yo le dije que por supuesto que volvería. Me equivoqué.
Mule de perfil, fiestas de antaño
La muerte, por lo general me deja frío; una frialdad que se parece a la estupefacción, una especie de asombro congelado: no acierto a sentir gran cosa más que el hueco. Eso es, supongo, lo que siento ahora, el hueco donde estaban todas esas cosas buenas que eran él y que ahora se han ido. Tengo una lista larga de gente que no me hubiese hecho sentir eso, pero yo no decido el orden de partida. Echaremos –ya lo hacemos- de menos sus chistes, sus risas, sus cojones para enfrentar las cosas, su sinceridad, enorme, y su gran hacer a la batería. Yo siempre decía que Mule además de bataca era un tipo con un gran ojo para la composición: “Si Mule para y te dice ‘aquí podríamos hacer esto’ escúchale siempre. No falla”. Su concepto de la canción era esencialmente pop y redondo. Sabía dónde y como tenía que ir un estribillo, dónde y cómo había que subir y que bajar y qué ritmo era el perfecto para cada una de esas cosas. Como músico, quizá fue el tipo con el que más aprendí. Como persona aprendí otras tantas lecciones, más importantes.

En el Siroco, con miss. C. Strummer
No se si la vida tiene algún sentido. Mientras dura supongo que sí. Los buenos que se van dejan el ejemplo de cómo soportarla y como convertirla en terreno fértil mientras permanecemos en ella. Mule era un maestro en eso, también.
Parece que se planea un homenaje para el día 30 de  junio en el que estarán muchos de los que le conocieron y tocaron con él o frecuentaron su impagable presencia. Será en la sala El Sol. Espero que sea una fiesta, no un velatorio. Espero que sea algo que a él le hubiese gustado ver.
Rock&Roll, amigo, donde quiera que estés.

SALOMON WAS WRONG


Quizá la entrevista sea, al fin y al cabo, la disciplina definitiva. Parece una perogrullada, pero es que llevo un rato haciendo surf entre pajas mentales de críticos como yo (pobres personajes) y a veces me da la impresión de que todo ese conocimiento (porque no lo duden, hay tipos ahí fuera –o ahí dentro- que saben mucho) funciona a menudo más como exhibición que como transmisión. Me criticaré a mí mismo pues –queda mejor y es otra manera de egotismo-: Sí, es cierto, una parte de lo que hago cuando hago lo que ahora mismo estoy haciendo, es pura vanidad. No hay nada de malo en ella, y es necesaria como autodefensa preventiva, básica cuando uno transita por caminos que la mayoría consideran inútiles; es una vieja compañera del creador, del crítico y del intérprete. Y sin embargo, y quizá por todo eso, a menudo pienso que el formato entrevista es más equilibrado a este respecto y mejor para todos: tu orgullo de descubridor, de preguntador y de artífice en la sombra sigue ahí, pero el hecho de que sea el artista de turno el que contesta deja al menos claro que, importe lo que importe el yo de uno, hay algo por encima: el algo que se quiere contar. En la entrevista, además, ese algo se cuenta de primera mano, y no a través de los velos de la mente del narrador, que inevitablemente embellecen, dramatizan y abren fosas abisales donde a menudo no hay más que charcos.
La entrevista (con la necesaria austeridad) es una puntada de realismo en un mundo –el del periodista de sesgo cultural subterráneo, digamos- que a menudo es pura invención, una hermosa o terrible ficción en la que él se revuelca, feliz pero inquieto, tratando de convencerse de que no es el único de la piara, de que ahí fuera (o dentro) hay muchos otros que “saben” y que le agradecen el esfuerzo, el talento y la visión (aunque, extrañamente, rara vez comente nadie sus extensos vuelos rasantes sobre la cultura del siglo, consignados en largos posts de blog y otras maneras modernas).
Hay otros días en los que uno se levanta del fango, claro, y se da cuenta de que eso no es así y de que la nevera está vacía, y entonces tiene que recapitular sobre sus propias conclusiones y sus propios consejos para no desesperar. La mía, mi conclusión, era hace unos días la siguiente: la contracultura no es un ejército al ataque, sino una simple y encharcada trinchera. No se vencerá, nunca, y lo único que se puede conseguir es no ser eliminados de manera absoluta y radical. Es decir, nuestra labor es de pura resistencia, y por tanto es necesario encontrar placer en esa resistencia y dudar de cualquier victoria que no sea pírrica. Desde ese punto de vista -si uno consigue auto-convencerse-, todo es ligeramente menos gris. Desde una perspectiva de conquista, sin embargo, todo es inevitablemente fracaso, vacío y desastre. Sobre todo vacío. Difícil, sin embargo, desposeerse de una idea, por algún motivo central en nuestra educación -aunque reiteradamente negada por los hechos-: la de que el trabajo bien hecho y el conocimiento llevan al reconocimiento, y que es el segundo (el “re”) el que constituye el premio máximo.

Desprogramación, es la palabra. Un tercio de nuestra vida es programación, y el resto también, sólo que con la leve posibilidad de que uno mismo -en un esfuerzo pavoroso por sus mil necesarias minucias y su invisibilidad- se libere de toda esa mierda y empiece a funcionar, al menos parcialmente, según su propio código alternativo. Un código alternativo que, como todo lo alternativo –ya te lo dijo papá- incluye a menudo el castigo del olvido y no raramente el del hambre.  
Dice Kevin De Broux (Pink Reason, en la foto) en una entrevista que le acabo de hacer que “Trabajar para una compañía de seguros es otra cosa que no es punk. No me importa que tu única otra opción sea ser un homeless. Lo he probado y no es tan malo. Ciertamente, es mejor que trabajar para una compañía de seguros”. Coincide en gran parte con lo que yo pienso, pero plantea un cruce de caminos tan amargo como real: homeless o esclavo. O mejor: si no quieres ser un esclavo tienes que afrontar la posibilidad de ser una basura a la que nadie hará ni puto caso. Considerar mejor lo segundo que lo primero implica varias cosas: una chulería ciertamente Rock&Roll que se hace más difícil de mantener a medida que los años pasan; un idealismo rayano en lo suicida; una certeza casi maníaca de que lo que estás haciendo vale la pena y –last but not least- un arraigado desagrado inicial, ese asco consustancial hacia lo establecido, hacia las tripas de la máquina, que es difícil, por suerte, extirpar una vez que está ahí. Aunque vivamos en ella.

Por desgracia, la “literatura” musical de este país no hace mucho caso a las entrevistas de fondo, o quizá es que hay demasiados matados como yo en el gremio. Ahí, de nuevo, forzoso es considerar que el pequeño formato (véase este blog, véase esta trinchera) es igual de digno –más digno en realidad- que el grande, aunque a uno, envenenado aún por el viejo paradigma y por la estúpida necesidad de comer por su cuenta, le de pena a veces que determinadas cosas no puedan alcanzar un publico mayor.
En un par de días me largo a Portugal a entrevistar a Michael Gira, y hoy he acabado de transcribir una bonita conversación vía mail con el citado De Broux. Pero no me hago ilusiones. Afuera la gente habla de Messi y de Cristiano, o de cosas peores. Los cenáculos siguen siendo lo de siempre, como su nombre crípticamente indica, y a mi no me queda más que persistir, a sabiendas de que, según se mire, según el cristal y el día, Chejov podría haber tenido razón cuando afirmaba que “Salomón se equivocaba al ansiar la sabiduría” porque esta –dice en otro punto- sólo lleva a la infelicidad.

Lo entresaco de sus “Cuadernos de Notas” (La compañía de los libros, 2010), bastante más interesantes para mí que su prosa. Debajo de la anterior, una verdad más absoluta: “Los hipócritas ordinarios aparentan ser palomas. Los hipócritas de la política y la literatura, águilas. Que su aire aquilino no te intimide. No son águilas, sólo ratas o perros”.
Entre ratas y perros, y demasiado a menudo como ratas o como perros, nos ha tocado vivir. Disfrutémoslo.


Fdo. LUIS BOULLOSA

miércoles, mayo 23, 2012

sábado, mayo 05, 2012

DEATH TOP 13

death
Cavilosa y ensimismada selección de preferencias personales sobre el tema capital. Escogí los temas de entre los pocos discos que tengo en el exilio; no hacía falta más: ella siempre está, allí donde mires, haciéndole morisquetas a su amiguita lesbiana, LA VIDA. El artículo AQUÍ.

miércoles, mayo 02, 2012

CABALLO LOCO HA REGRESADO

NATIONS (ANGELS OF LIGHT)



AQUÍ podéis consultar la entrevista que le hicimos al Mr. GIRA y que en su momento salió publicada en la revista Ruta 66. Acompaña otra de sus letras, en este caso más apocalíptica, la acojonante "NATIONS" (Traducción por nuestro colaborador GATO PALUG).

   NACIONES   (M. Gira)

   No llores más - Él está viniendo.
Su voz contiene a las naciones.
No llores más, no llores más – Nuestro padre es una nación.
Los niños se esconden tras sus ojos – Sus pieles ocultan naciones.
Su boca esta seca de beber arena
pero busca la sangre de las naciones.
Nuestro padre teje electricidad
y alimenta la mente de las naciones.
Estas piedras se rompen contra el muro
pero su sonido es el grito de las naciones…


   Por aquellos que ardieron,
por aquellos que son abandonados,
por aquellos que conspiran
para robar el pasado,
por aquellos cuyos vientres están llenos de aire,
por aquellos que se marchitan,
que comen desesperación,
por aquellos a los que asesinamos,
por aquellos que tienen razón,
por aquellos que ahora caen
a través de túneles de luz,
por aquellos cuyas venas
están llenas de sal,
por aquellos que siguen la llamada enmudecida,
por aquellos cuyo trabajo es fuego derrochado,
por aquellos cuyas lenguas describen el gusto,
por aquellos que extienden la arena y la cal,
por aquellos que se yerguen,
por aquellos que morirán,
él trae la venganza
Y él trae la verdad.


   Él trae la venganza y trae la verdad.
No estás sólo, no estás solo
En las naciones.



KOSINSKY (ANGELS OF LIGHT)

michael gira

"Kosinski" sería una de las canciones más hermosas que conozco si sus últimas líneas no la hiciesen tan inquietante. El resultado es que esa belleza de luz suspendida sigue ahí, pero uno tiene que imaginarse algo más, algo extraño y jodido, y NO SABE QUÉ. Jugada maestra que el viejo MICHAEL GIRA sabe controlar a la perfección, claro. El tema está en "Everything is good here/Please come home" -otro título turbio-, primer disco de su proyecto ANGELS OF LIGHT (tiene varios, a cual mejor, lo juro). Una cosa (entre muchas) hay que reconocerle a Gira. Ha conseguido hacer algo aparte de los SWANS que ha llegado al mismo nivel de estos, pese a que su sombra era larguísima. Es decir, ha sabido reinventarse de manera no sólo eficaz, sino brillante, sin perder ni un ápice de su pálido y amenazante fulgor, escribiendo mejores y más certeras letras cada vez y sacando tiempo para, de paso, llevar practicamente ben solitario un sello tan serio como YOUNG GOD RECORDS. Ahora los Swans se han reunido, y yo me alegro (su disco de regreso fue impecable y su concierto de hace un año en Oporto DE-MO-LE-DOR en todos los sentidos), pero, lo reconozco, en cierto sentido estoy deseando que haga la pasta necesaria, retorne a donde quiera que viva y vuelva a hacer cosas así... La traducción es del ínclito Luis Boullosa, que se ha pasado la mañana escuchando el disco en loop hasta que le han sangrado las orejas. Bien por él.





KOSINSKY (M. Gira)

Cuando la luz se asoma a través de tu ventana
puedo verte en el espejo
tocando pelo rubio que es un río
de translúcida y líquida luz.

¿Estás cantando, niña?
Puedo oírte aquí,
con sólo observar el reflejo de los labios,
con sólo observar como los pequeños pechos crecen
con el ritmo de tu respiración.

No estoy aquí ahora,
pero te veo allí,
con el suave repiqueteo de tu piel de venas azules,
con el ritmo de tu respiración,
con el ritmo de mi pensamiento.

¿Estás durmiendo ahora?
Podría tocar tu pelo de plata.
Mientras duermes, niña,
puedes sentirme aquí.

Crece, Caroline, sobre el alambre de luz de luna.
Crece, Caroline, y bebe la droga del frasco de cristal.
Crece, Caroline, sobre la soga de luz de luna.
Estos son los ojos de un animal.